En el extremo sur del continente se ubican cinco naciones que conformaron el África del sur británica, durante la época imperialista. Nombrado por los portugueses, el Cabo de Buena Esperanza recibió al primer grupo europeo alrededor del año 1652, cuando los holandeses fundaron la Colonia del Cabo, y en 1797 pasó a manos inglesas.
Estos países sudafricanos, con excepción de Namibia, albergan a grandes grupos de animales. Realizar Safari es un must en cada uno de ellos. Sudáfrica, por su parte, ofrece conocer Johannesburgo y Ciudad del Cabo. En esta última se ubican el Cabo de Buenaventura, donde se unen los océanos Atlántico e Indico, la colonia de pingüinos de Boulders Beach y los jardines botánicos de Kirstenbosch.
Botswana, el país con mayor crecimiento económico en África, tiene como lugar destacado el delta de Okavango, un sistema hidrológico que convierte las extensas sabanas en pantanos durante la época pluvial. Esto atrae una gran cantidad de elefantes, cebras, ñus, leones y hienas, además de numerosas colonias de aves que dan un hermoso espectáculo durante la salida y la puesta del sol.
Zambia y Zimbawe comparten el río Zambeze, en el cual se localiza un salto de agua de 108 metros de altura: las cataratas Victoria. Conocidas localmente como Mosi-oa-Tunya, “el humo que truena”, se encuentran en una zona llamada Livingstone entre ambas naciones. En el lugar se puede admirar el paisaje mediante un sobrevuelo en helicóptero.
Distinto en composición geográfica y climática, Namibia posee uno de los desiertos más hermosos y fotogénicos del mundo. El Parque Nacional Namib Naukluft posee las dunas de arena más grandes del mundo, y se podrán avistar las fascinantes criaturas y plantas que se han adaptado para sobrevivir en las condiciones extremas del desierto de Namibia. Al este del país se ubica el Kalahari, un desierto donde las grandes criaturas de la sabana africana se han adaptado a condiciones más rigurosas. Se pueden observar elefantes, jirafas, leones, órix y gacelas. En la costa namibiana y entre el mar de dunas, salares y barcos encallados, está Swakopmund, un pequeño poblado colonial alemán que tiene sus orígenes en 1892 cuando la Marina Imperial se estableció ahí.
El sur salvaje
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