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Fue Edith Piaf, famosa cantante francesa, quien desde sus inicios en la música nos enseñó a cantar y a observar la vida en rosa. Para ello, basta con llegar a Toulouse, Francia; que al cobijo de los pirineos, hace permeable la letra de esta canción que enaltece la cultura francófona. Es así, como en nuestro caminar por la también conocida “ciudad rosa” entonaremos con emoción “la vie en rose” mientras descubrimos este color tan característico impregnado en sus angostas calles y edificios durante nuestro caminar.
El chef tolosano Michel Sarran describe a Toulouse como una ciudad en el campo, y es que el verde y la naturaleza está presente en los alrededores de la zona urbana, así como una extensa red fluvial en la que convergen el río Garona, el Canal De Midi y el Canal de Brienne haciendo que la ciudad respire como si estuviera irrigada perpetuamente.
Esta es la localidad donde sus habitantes, en su mayoría jóvenes estudiantes, conviven diariamente con el legado histórico de Toulouse que fue una zona muy importante para los cátaros durante el siglo XII y XV quienes no aceptaban la existencia de un dios sino de la dualidad el bien y el mal. Años más tarde la Inquisición llegó a la ciudad dando muerte al último de ellos en el siglo XIV. Actualmente, poco queda de aquella historia mientras que los remansos de las edificaciones que fueron testigos de estos acontecimientos se llenan de vida al recibir a cientos de turistas anualmente.
Los latidos del Capitole
La Plaza del Capitole es el punto ideal para comenzar tu recorrido por Toulouse. Pararse al centro de la plaza es una experiencia alucinante ya que desde ahí podrás observar el esplendor del Capitole, que hoy en día alberga el Ayuntamiento y el Teatro Nacional del Capitole. Si eres madrugador te recomiendo iniciar tu aventura por la ciudad rosa desde este punto justo al amanecer pues observarás cómo las 8 columnas de mármol rosa de la fachada del edificio se iluminan con los primeros rayos de sol mientras que en el suelo brilla la cruz occitana con la representación de los doce signos zodiacales, los doce meses del año y las doce horas del día creada por el artista Raymond Moretti.
Las arterias de la ciudad rosa
A partir del Capitole inicia la ramificación de la ciudad rosa, una serie de pequeñas y angostas calles que pueden llegar a parecer solo peatonales, marcan el pulso de Toulouse, recorrerlas es un placer pues en todo momento encontrarás curvas y desviaciones que te llevarán a descubrir nuevos comercios, restaurantes y edificios históricos que te develarán una nueva historia. Sumérgete en cada uno de sus locales, desde restaurantes internacionales y de comida orgánica, tiendas de diseño, librerías, cafeterías y bares. No temas perderte pues indudablemente todas estas calles regresan a la Plaza del Capitole.
La basílica de Saint Sernin
Para quienes realizan el Camino de Santiago este es uno de los templos que no deben dejar de visitar ya que además de formar parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO, su interior resguarda las reliquias y restos de San Saturnino, obispo mártir de la ciudad y a quien el edificio está dedicado. Sin duda, una visita a este santuario te dejará sin aliento pues el silencio y paz que emana su interior, con sus altos techos e inigualables piezas de arte sacro, te sorprenderán. No olvides visitar la cripta y la torre que resguarda las reliquias de San Saturnino y al salir observa muy bien su fachada perfectamente labrada que esconde algunas gárgolas en su decoración.
Museo de los Agustinos
Uno de los espacios más bellos de esta ciudad es el convento de los Agustinos construido en 1793, hoy convertido en un museo en el que podrás observar obras de pintura y escultura de artistas como Bachelier, Arcis Lucas Maillol, Rodin y Camile Claudel, y que abarcan desde el comienzo de la Edad Media hasta principios del siglo XX. No dejes de visitar el claustro pues ahí encontrarás una serie de gárgolas que fueron rescatadas de la fachada.
A mitad de camino entre el río Garona y la Plaza del Capitole se encuentra este magistral edificio construido en 1230 durante cuatro etapas. Recorrer su interior hace sentir hasta a los más altos muy pequeños al pararse junto a alguna de las columnas que soportan la bóveda con 22 metros de altura y que forman una delicada palmera rodeada de hermosos vitrales. Sumérgete en su claustro y disfruta de un momento de relajación total.
Tu recorrido por la ciudad rosa no estaría completa sin un paseo en bote por el río Garona que comunica a Toulouse con Burdeos en el que converge el Canal du Midi incluido en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. Esta zona es uno de los lugares preferidos por los habitantes de la ciudad. Disfruta sus vistas naturales a pie, con patines, en bici o a bordo de un bote turístico mientras gozas de la tranquilidad y serenidad de sus aguas.
No te vayas sin probar su platillo tradicional, el Cassoulet o la cocina provenzal tan característica del sur de Francia, acompañado de un delicioso vino de Armagnac.
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