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China, el dragón de Asia

China, el dragón de Asia

Si existe alguna nación que pueda presumir de poseer una civilización tan continuada en el tiempo es, sin duda alguna, el gigante asiático. En China confluyen para deleite del visitante, paisajes naturales y patrimonio histórico.

Un recorrido importante en este gran territorio es la Ruta de la Seda. En su tiempo consistió en ser una ruta de lazos comerciales entre el imperio chino y las civilizaciones europeas. Durante el siglo I a.C. surgió en Roma la adoración por la seda, la cual no podían producir por desconocer completamente su origen (pensaban que se daba en árboles orientales). La ruta partía de Xian, antigua capital imperial. Ahí se encuentran el Museo Han Yangling, la Muralla de la ciudad, la impresionante zona arqueológica de los Guerreros de Terracota, el Barrio Musulmán y su Gran Mezquita, y la Pagoda de la Oca Salvaje..

La Ruta de la Seda transportó enorme cantidades de mercancías y unió al Lejano Oriente con la India, el Medio Oriente, África y Europa. La Ruta continúa en Lanzhou, dónde se visita la Pagoda Blanca de la dinastía Yuan. Después Liujiaxia lugar en el que por bote se recorre el Río Amarillo hacia las grutas y templo de Binglingsi, qué consiste en una serie de cuevas naturales donde a lo largo de un milenio se han esculpido Budas monumentales. Actualmente hay 183 cuevas, 694 estatuas y 82 esculturas de barro que han resistido el paso del tiempo. En Dunhuang se localizan las cuevas de Mogao, también conocidas como las Cuevas de los Mil Budas, forman un sistema de 492 templos. En Turfán se ubican el poblado Toyuk, la antigua ciudad de Gaochang, las Tumbas Astana, la mezquita Suliman, el Bazaar y el sistema de Irrigación Karez. Por último, en Chengdu se encuentra un centro para la investigación y reproducción del Panda Gigante, el cual puede ser visitado por el público

En mandarín, se denomina al país como zhongguo: país central. Considerada su cultura como la cúspide de una jerarquía universal, durante milenios las naciones vecinas adoptaron en diferentes grados la lengua, instituciones y cultura china. Grandes metrópolis son testigo del carácter cosmopolita que ha adquirido China en el presente siglo: Beijing, la capital y centro cultural y político del país y Shanghái, su ciudad más poblada. En Beijing, también conocida como Pekín (literalmente “capital del norte”), encontramos obras arquitectónicas milenarias, como la Gran Muralla y contemporáneas, como el Parque Olímpico con su Nido de Pájaro y Cubo de Agua que en 2008 fueron sede de los Juegos Olímpicos. En la capital china podemos observar el Palacio Imperial, conocido como la Ciudad Prohibida y la Plaza Tiananmen, centro de Beijing y de la vida política de China. También están el Templo del Cielo y el Palacio de Verano, en su tiempo lugares exclusivos para la familia imperial y hoy abiertos al público para conocer la tradición artística de China. Además, el Camino Sagrado te lleva a las Tumbas de la Dinastía Ming.

Shanghai, que significa “en el mar” y ubicada en el delta del río Yangtsé (el río de las legendarias tres gargantas: Qutang, Wu (Brujas) y el desfiladero salvaje de Xiling), es la ciudad más poblada de China. Abierta al comercio occidental en el siglo XIX después de las Guerras del Opio, actualmente rivaliza con Hong Kong como el centro financiero y empresarial más importante. Tiene como atractivos principales la Concesión Francesa y el Bund, un histórico paseo que bordea el río Huangpu y conserva edificios que detallan el poder colonial británico que se vivió en la zona. En contraste, el centro financiero de Pudong tiene enormes rascacielos que muestran el impresionante avance económico de China. Los Jardines Yuyuan, Xintiandi, la Ciudad Antigua, y la zona de Tianzifang son otros puntos de interés de la ciudad.

Merece una mención especial la visita de la zona del Tíbet, región enigmática y ancestral ubicada en las cercanías del Himalaya. Sus grandes palacios y monasterios Budistas, de los cuales se destacan el Palacio Potala (la Montaña de Buda), construido en el siglo VII y el templo Jokhang. También el Monasterio Sera, el Palacio Norbulinka y la Calle Barkhor, la más antigua de Lhasa donde la cultura tibetana, la economía, la religión y las artes se muestran al visitante rodeado de picos nevados y vistas espectaculares.

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