Fotografía de portada Abercrombie&Kent
La india, ese lugar enigmático que nos conduce a una paz espiritual inminente, será el punto de partida de un viaje que conduce por diferentes países que conforman las arterias del Himalaya, descubriendo las ciudades imperiales antiguas que forman el valle del Katmandú, cruzando fronteras hacia la capital de la Región Autónoma del Tibet (Lhasa) y finalmente sumergirse en el remoto país y enigmático Bután. En este recorrido se encuentran parajes de los que emergen paisajes inexplicables, naturaleza, postales memorables, valles, miradores, lagos sagrados, templos y monasterios en una serie de experiencias que significarán un verdadero encuentro con las emociones.
Delhi, la puerta de entrada
La capital de la India abraza a los viajeros que exploran el corazón del Himalaya pues es un punto de partida único hacia esta región. Aquí el olfato se impregna con destellos de especias como albahaca, clavo, azafrán, curri y cardamomo en tanto tonos de rosa, naranja, dorado y hermosos bordados invaden la vista. A esta descarga de colores se suma su espiritualidad al ser uno de los lugares del mundo en donde convergen religiones como el hinduismo, islamismo, cristianismo, budismo y janismo. Esto puede comprobarse en la vieja Delhi en la mezquita más grande del país: Jama Masjid. Este recinto que guarda en su interior un cabello, una sandalia y la huella de una pisada del profeta Mahoma, es el principal lugar de culto para los musulmanes.
Fotografía Dennis Jarvis
Bienvenidos a Bután
Es tiempo de viajar a Bután desde Delhi, capital de India hacia el único Aeropuerto Internacional del país en Paro. Ahí se encuentra la ciudad de Timpu y el National Memorial Chorten, un tradicional recinto budista construido en 1974 dedicado a Druk Gyalpo, antiguo rey de Bután. En su interior será imposible no deleitarse con las pinturas y estatuas que ofrecen un conocimiento a fondo de la filosofía budista.
Fotografía.Chuck Moravec
La cultura es inherente a Thimpu pues ahí los viajeros pueden nutrir su intelecto al conocer sus museos, así como el Museo del Patrimonio Folclórico y Textil, un testimonio de la cultura material y tradiciones vivas del país. A pocos metros se encuentra la Biblioteca Nacional donde se puede participar en lecturas en voz alta de literatura budista. Es también un lugar místico que entre neblina nos ofrece las primeras impresiones de la cordillera del Himalaya.
Fotografía Göran Höglund.
Punakha y el Loco Divino
Atravesando por el paso de Dochula, camino a Punakha, también en Bután, se asoman vistosas y coloridas banderas de oración budistas que guían el camino de los exploradores hacia Chimi Lhakhang, mejor conocido como el Templo del Loco Divino o El templo de la Fertilidad, nombre que recibió gracias al líder budista que en el año 1499 promovió la iluminación mediante la práctica sexual y se encargó de difundir la decoración provista de figuras fálicas en los templos que aún prevalecen. Desde muy pequeños los monjes reciben también esta educación.
Fotografía Olivier Lejade.
Monasterios, reliquias y ríos en Paro
Siguiendo por bután en Chuzom se puede contemplar el impresionante arte de la Thankga, un tapiz que se utiliza en las ceremonias budistas que plasma símbolos religiosos ya sea pintados o bordados. En esta ciudad también se encuentra una de las colecciones más importantes de la evolución de la ciudad y de historia natural en el Museo Nacional. Y qué decir del Rinpung Dzong, un monasterio-fortaleza localizado a orillas de un río que desciende desde la montaña ofreciendo una vista increíble: la imponente cordillera del Himalaya que tan solo tardó 70 millones de años para formar este fabuloso escenario.
Fotografía Jean-Marie Hullot.
En Paro también se puede realizar una excursión hacia el monasterio de Taktsang: El nido del tigre, para convivir con los monjes quienes comparten su calma y su sabiduría como un regalo que el viajero llevará siempre en su mente. Este es un momento para la introspección, un momento para el espíritu.
Fotografía avinash singh.
Katmandú, la histórica plaza de Durbar
La capital de Nepal es una ciudad muy tradicional donde aún persiste la creencia de una divinidad encarnada. Para comprobarlo basta tomar un rickshaw, un vehículo de dos ruedas tirado por una bicicleta o motocicleta muy tradicional de esta región, para llegar a la plaza Durbar y descubrir el Templo Teleju. Aquí se puede visitar la casa de la diosa Kumari, una divinidad viviente, una niña en edad pre-adolescente elegida por la casta shakia, cuyos adoradores son los budistas nepalíes. Es curioso que en Nepal la morada de nieve -el significado en sánscrito de Himalaya- es conocida como Sagarmatha, la diosa del universo.
Plaza Durbar. Fotografía neiljs.
HINT by AST: Una parada en el icónico Paso de Dochula será un imperdible, ya que desde ahí se pueden observar imponentes vistas de la cordillera del Himalaya.
Así, reafirmamos que hay lugares en el mundo a los que es necesario exprimir cada detalle: verlos, olerlos, sentirlos, comerlos y vivirlos. Eso inspira el sur de Asia: la India, Nepal y Bután, lugares que por su grandeza van más allá del tiempo, espacio e historia. Para preparar tu viaje hacia esta región no olvides consultar a los expertos de Amparo Servicios Turísticos quienes sin duda te harán vivir experiencias inolvidables.