Alrededor del mundo existen construcciones que han visto pasar la historia de nuestros días como civilización en el planeta. Sus muros han resistido de todo, desde el paso del tiempo, invasiones, así como inclemencias climatológicas y geográficas. Todos tiene
n una belleza particular, sin embargo, la región central y sur de Europa cuenta con algunas de las edificaciones más antiguas denominadas como tesoros helénicos que observaron el nacimiento de la civilización en esta zona.
Una de las mejores formas de conocer estos tesoros es a través de un recorrido en tren, a bordo de un verdadero hotel de lujo sobre ruedas con cabinas donde el pasajero no se preocupa por nada, desempacando una sola vez y disfrutando los increíbles ambientes dentro de sus vagones que parecen sacados de otra época con sus tapices y acabados estilo victoriano. La travesía inicia en los Balcanes, desde Budapest hasta Atenas, con paradas en algunos puntos de Hungría, Eslovenia, Bosnia y Herzegovina, Serbia, Bulgaria y Grecia.
El primer tesoro: Budapest
El primer encuentro con esta ciudad es imponente, una ciudad medieval donde la antigua ciudad de Buda, el imponente Palacio Real, el sector comercial de la ciudad Pest y el río Danubio dominan el paisaje. ¿Por qué hablamos de Buda y de Pest como dos ciudades distintas?, pocas personas saben que en realidad Budapest está integrada por estas dos ciudades divididas por el Danubio.
No es difícil imaginar que el lugar donde hoy se encuentra un gigantesco circuito cultural que reúne a la Biblioteca Széchenyi, la Galería Nacional Húngara y el Museo de Historia de Budapest, haya sido en otros tiempos el hogar de los reyes de Hungría, hablamos del Palacio Real o Castillo de Buda. Esta edificación se construyó en el siglo XIII. Es curiosa la transformación que ha sufrido la arquitectura de este castillo al pasar de los años ya que su construcción finalizó en 1424 con un estilo gótico, sin embargo, años más tarde se le hicieron modificaciones y ampliaciones transformándolo en un verdadero palacio renacentista.
Para sumergirse en el tiempo e imaginar cómo fue la vida de las antiguas civilizaciones en esta ciudad hay que recorrer los alrededores del castillo, y más aún sus laberintos subterráneos. Sí, bajo el castillo y sus alrededores se esconde una antigua red de 4 kilómetros de cuevas y túneles naturales conocida como el Laberinto de Buda. En la edad media sirvieron para proteger a la población de la invasión mongol tal como lo hicieron en la segunda guerra mundial. Solo 150 metros están abiertos al público y se puede observar pinturas rupestres y figuras simbólicas de la historia de Hungría.
Es precisamente desde Budapest desde donde la travesía en el Danubio Express inicia, pero antes de abordarlo se debe visitar su Gran Mercado a orillas del Danubio y probar sus deliciosas comidas tradicionales e internacionales, así como decenas de productos locales. Para despedirse de esta vibrante e histórica ciudad hay que vivir uno de los famosas baños termales que prometen rejuvenecer.